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Mostrando entradas de marzo, 2010

Archivo de Culpas

El inspector a paso cansino recorrió el pasillo que lleva al archivo del tribunal. Bajo su brazo izquierdo descansa el expediente del crimen que horrorizó al juez, frustró al fiscal y que desconcertó al jurado. Se acercó al mostrador, dejó las abultadas fojas y con el golpear de sus palmas llamó al empleado. Pilas de otros expedientes aparecían a sus ojos. Un hombre gris salió de una puerta lateral, sin saludar tomó la carpeta y la llevó a otra mesa para ir a parar a la cima de otra montaña de papeles. Caso cerrado, sin culpable. El inspector giró sobre sus talones y respiró aliviado, para alejarse impune y libre de sospechas.

Frankenstein: 4º Carta

Sigue el capitán Walton escribiéndole a su herman a de las visicitudes que está llevando a cabo en su expedición en el polo norte, hasta que un buen día su tripulación encuentra a un hombre maltrecho entre los hielos: Víctor Frankenstein. Gracias a Leer Escuchando y a Yadira Continuará ...

Metamorfosis

Después de leer a Ovidio, Apuleyo y Kafka, tras años de perseverantes y solitarias investigaciones, de miles de experimentos inútiles y ensayos fracasados, soportando las burlas de los pocos que conocían este ambicioso proyecto que había de situarme en la élite del mundo de la ciencia, hoy, por fin, he conseguido descifrar la fórmula que permite metamorfosear un ser humano en un perro. Lamentablemente, nadie comprende ahora mis ladridos. Este microrrelato pertenece a Víctor Lorenzo Cinca y lo publicó él en su bien surtido blog " Realidades para lelos "

DESAPARECER

Un mago se presentó en mi despacho. Regresaba de una gira por Europa y la chica que lo acompañaba había desaparecido en uno de sus trucos. Tenía a toda la prensa pisándole los talones y el señalamiento del juicio ya se había procesado. Necesitaba asegurarme de que no era un farsante. Además, un cliente esperaba su absolución en un par de días, así que le dije que me hiciera una prueba. Sacó un cubo de su mochila y me pidió que soplara. Una flor de plástico apareció de su interior. Demasiado fácil. “Haga desaparecer a mi mujer”, dije de pronto. Cerró los ojos y chasqueó los dedos. La llamé por teléfono pero seguía en casa. El tipo se lamentó del error y volvió a suplicar que lo ayudara. Entonces, apuntó su mirada sobre Marta, que preparaba un informe. No, por favor, a mi secretaria no. Cuénteme cómo ocurrió todo. Este microrrelato es de Pablo de la Rua de Letras de Escarcha y fue finalista de enero en el concurso de "Microrrelatos sobre Abogados"