Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura, la miraba extasiado desde el lecho. Luego en un suspiro: - Estamos arriesgando mucho más que nuestros trabajos… - Lo sé -dijo él con aires de éxtasis- pero no me importa. Luego, él se levantó y la abrazó dulcemente para besarla. El tiempo de su amor furtivo había llegado a su fin. Se vistieron, sin olvidar detalles: ella cubrió sus cuernos con un sombrero y él tapó sus alas con un sobretodo. Antes de salir a la calle, se besaron, y al fin se alejaron como desconocidos en direcciones opuestas.