A pesar del tiempo transcurrido, no puedo reponerme aún de aquel momento. Todavía siento escalofríos por la espalda cuando pienso en ese fatal instante. No puedo deshacerme de la sensación de impotencia y vergüenza, pero sin embargo como te tengo confianza te contaré lo sucedido. Con todo, debo advertirte que mi mujer se llevó este secreto a la tumba y me perturba de sobremanera que mis hijos y nietos estén al tanto de lo sucedido. Comprenderás, aunque todavía no sepas nada, que cuento con tu total discreción. El hecho al que me refiero sucedió justo después de mi tercer aniversario de matrimonio. Recuerdo con mucha ternura aquellos tiempos cuando con Alicia, a pesar de los sacrificios, éramos felices en nuestro departamentito de calle Balcarce. Esos tres primeros años transcurrieron en una sucesión de eventos felices, instantes a los cuales me aferro cuando mi alma zozobra al darme cuenta que ella ya no comparte mi mundo. Cabe aclararte que fui muy feliz con ella siempre, per