Te presiento en las matrículas de los coches, en la cola del cine, en los laberintos de conservas y envasados de algún centro comercial. Te busco entre la muchedumbre de la calle Gran Vía, mirando un maniquí con ropa de marca, preguntándome si habrá un saludo o un giro de cabeza, si nos miraremos a los ojos, o buscaremos un pretexto entre los huecos del asfalto. Te busco en las llamadas perdidas, en los mensajes sin asunto y detrás de las puertas. Pero solo te encuentro en mi cabeza. Pablo de la Rua