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Con el corazón herido

Todo el mundo sabía que era una mujer bala. Sin embargo, yo no les hice caso. Nuestro amor fue fugaz, ruidoso e imprevisible. Su mirada fulminante me supo atrapar. Fui juguete de sus caprichos y ella el blanco de todos mis deseos.  
Inestable y siempre a punto de estallar, un día se cansó de mí y se fue, hiriendo mortalmente mi corazón. Moribundo hoy, ruego todas las noches volverla a encontrar para ser de nuevo su víctima.

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