El problema del ajedrez en los países populistas no ha sido abordado hasta el momento con la seriedad que se lo merece. Casi siempre los jugadores son los mismos, uno en base a prevendas que simulan derechos y en base de invocar monstruos trata de cerrar filas. Su juego se caracteriza en el discurso que todos somos peones, pero en el fondo, la reina quiere ser rey eterno, sus caballos son rápidos y sus alfiles no siguen las casillas de su color. En sus torres se atesoran los bienes que sus humildes peones producen día a día.
Del otro lado hallamos a un jugador tímido que no se pone de acuerdo que acción seguir y no junta fichas ni siquiera para empezar un partido. Confundido sólo hace movimientos torpes y poco orgánicos, sin ninguna intención brinda con su presencia un plafón necesario para que haya un juego. Lamentablemente este es el panorama de los últimos 70 años donde parece que en el tablero hay una competencia pero simplemente es un acuerdo de antemano.
Del otro lado hallamos a un jugador tímido que no se pone de acuerdo que acción seguir y no junta fichas ni siquiera para empezar un partido. Confundido sólo hace movimientos torpes y poco orgánicos, sin ninguna intención brinda con su presencia un plafón necesario para que haya un juego. Lamentablemente este es el panorama de los últimos 70 años donde parece que en el tablero hay una competencia pero simplemente es un acuerdo de antemano.
Genial, lo voy a compartir hermano
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