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Amor narcótico

El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso. El derecho igual. Los brazos quieren abandonar su rigidez contumas para estrecharse a tu figura. Cada vez que te acercas, exploro cada capa de tu ropa para imaginarme tu piel lozana y radiante. Creo que puedo sentirte cuando traes la morfina a la tarde, y me susurras que pronto estarè bien, mientras la droga empieza a recorrerme llevàndose el dolor, agradezco todos los días haber tenido el accidente para haberte conocido.

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